No es difícil encontrar aficionados a la nostalgia. Sin embargo, es difícil encontrar un grupo de almas viejas lo suficientemente hábiles como para asumir el trabajo físico de traer el pasado al presente para que el resto de nosotros podamos evadirnos en él.
El CPKC tiene la suerte de contar con un grupo único de ferrocarrileros comprometidos con la restauración del 2816, bautizado como La Emperatriz, para un viaje único en la vida a través del continente que comenzará en abril de 2024 para celebrar el primer aniversario del CPKC. Las descripciones de su trabajo son todo menos sencillas, ya que cada miembro del equipo aporta al proyecto una serie de conocimientos únicos. Para este grupo de ferrocarrileros, el proyecto de restauración de la locomotora de vapor se ha convertido en algo personal: una conexión con el pasado y una oportunidad de añadir una parte de sí mismos a la historia de la 2816.
A diferencia de las locomotoras diésel, no hay dos máquinas de vapor iguales. Cada locomotora construida a mano lleva las marcas de sus fabricantes: toneladas de acero y fontanería que comienzan como un producto en el taller y se transforman en una historia sobre los raíles; una síntesis de ciencia y arte.
"Se pueden construir dos máquinas de vapor algo idénticas en el mismo taller", reflexiona Jim Scott, miembro de la tripulación desde hace muchos años y especialista en tratamiento de aguas.
"Pero como los gemelos, al cabo de un año en los raíles, tienen personalidades completamente distintas".